Me despierto a su lado, aún está
dormido, con mucho cuidado voy al baño y me ducho. Entro en la habitación con
una toalla alrededor de mi cuerpo y otra enrollada en mi cabeza. Me acerco a la
cama, es tan mono cuando duerme. El despierta y abre los ojos lentamente.
-Hola mi amor.-le planto un dulce
beso en los labios.
-Me gustan estas vistas para
despertarme-le sonrío- pero más me gustaría si no llevases esa toalla.
-Taylor, ya lo hemos hablado, no
estoy lista para llegar tan lejos, lo sabes.
-Mi amor vas a cumplir los 18, no
te parece suficiente edad?
-Lo sé, pero…entiéndeme por favor.
-Entiéndeme tú a mi, llevo
demasiado tiempo sin ello…
-Lo siento Taylor, creo que
deberías irte.
-Está bien- me dice levantándose-
tómate tu tiempo.- me dice entre enfadado y triste.
-Pero no te enfades.- le digo
sonriendo.
-No si yo no me enfado, pero sabes
lo que creo?
-El qué?-digo y resoplo.
-Que no quieres que tu primera vez
sea conmigo, que sigues queriendo a ese idiota y por eso rechazas todos mis
intentos, y que seguro que si te lo pidiese él no te lo pensarías tanto.
-No sabes lo que me duele lo que
estás diciendo.-digo con lágrimas de dolor.
-Alice sé sincera conmigo por
favor, le quieres?
-No me hagas esto.-le digo, me
levanto y le doy la espalda.
-Alice! Necesito saberlo, lo
necesito.
No hacen falta palabras, mi mirada
lo dice todo, hago un leve movimiento de afirmación con mi cabeza y pronuncio
con un hilo de voz “si”.
-Lo siento.-comienzo a llorar,
pero esta vez de impotencia.
-No, soy yo el que lo siente,
siento no haber sido lo que buscabas, por favor no me vuelvas a llamar en unos
días, necesito tiempo.
Se viste y se va.
Me quedo sola, llorando, yo no
quería esto, no quería quedarme sola, sin nadie, pero supongo que esto es la
vida; un largo camino lleno de piedras que a veces recorres acompañada y otras
muchas te quedas sola, desamparada.
Solo siento dolor, pero supongo
que es mejor dejar las cosas claras, no se merece sufrir por mi culpa.
Me paso el resto de la semana
sola, en casa, mamá? En unas mini-vacaciones con sus amigas, papá? En Irlanda
pasando el rato con su querida “fábrica”.
El teléfono no ha parado de sonar,
a cada rato suena, es Jessi, pero no puedo cogérselo, no tengo voz para hablar
ni palabras para expresarme, me siento sola, demasiado sola.
Es increíble como una mirada puede
destrozar 8 meses de amor, no totalmente sincero, pero amor, al menos…cariño.
Sé que necesita tiempo para hacerse a la idea de que lo nuestro no ha sido
totalmente sincero, ojalá pudiese quererle tanto como a Justin, es increíble
como en tan poco tiempo puede enamorarme de él y que, a pesar del tiempo no lo
haya olvidado. Supongo que el amor es así, no se puede entender, solo sentir, y
solo quién ama de verdad siente felicidad al estar a su lado y dolor cuando se
está separado.
Creí que Taylor me ayudaría a
olvidar a Justin, pero no ha sido así.
Una vez más suena el
teléfono…mamá.
-Hola cariño, que tal te va?
Espero que no hayas hecho mucha fiesta.
-Hola mamá, tranquila por aquí
está todo igual, cuándo vuelves?
-Que cuándo vuelvo, estoy en la
puerta, anda ábreme que has dejado la llave dentro y no puedo abrir.
-Voy.
Bajo las escaleras a toda prisa.
-Cariño, que te ha pasado?
Por un momento no comprendo que
quiere decir, pero luego me doy cuenta de que se refiere a mis ojos llorosos y
mi pelo desaliñado, como si llevase una semana sin peinármelo ni ducharme.
-Oh, nada mamá, es que estaba
viendo una película muy triste, ya sabes que soy muy sensible.
-Anda ayúdame con las maletas.
(Un rato después en la cocina)
-Cariño tengo que contarte algo.-
me dice algo preocupada.
-Dime mamá.
-Tu padre va a venir mañana a
pasar unos días, ya sabes, por tu cumpleaños.
-Bueno, me alegro, aunque no voy a
celebrarlo, no me siento muy de fiesta.
-Estás segura, yo prepararé algo,
ya verás.- me guiña un ojo, le sonrío, echaba de menos esto.
-Te he echado de menos mamá.- nos
abrazamos muy fuerte y vuelvo a sentir ese amor maternal que se había esfumado
hace tiempo.
-Yo también a ti.- me sonríe.
Y así es la vida, hace tan solo
unos días me sentía especial, única, viva. Tan solo hace unas horas me sentía
débil, sola, triste, deshecha. Ahora me siento, niña, hija, vulnerable,
infantil, amada.
Y es que los sentimientos son así,
si una luz se apaga es para que otra se encienda, a veces hay varias encendidas
a un tiempo, otras, ninguna, pero siempre están ahí.
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