Son las 3, salgo de casa y me
dirijo al aeropuerto, en una hora llegará Taylor y no quiero esperar más para
verle.
Llego al aeropuerto, aparco por
allí y entro.
Espero y espero, las 4, debería estar
a llegar.
Sigo esperando, y esperando se
pasan los minutos, no llega. Miro en el cartel y busco Brasil desesperadamente,
lo encuentro: retrasado.
Me empiezo a desesperar, debería ir
al baño a echarme agua pero ¿y si llega y no estoy?, non, no, tiene que haber
otra solución. ¡IDEA! Me acerco al pequeño restaurante que hay allí.
-Agua ¿por favor?
-2 euros.
-Gracias.
No lo dudo, y sin alejar la vista
de la puerta de desembarque me hecho el agua en la cabeza, me froto lentamente
y empiezan a bajar los pasajeros.
No, no, no, no, empiezo a ver
gente abrazándose y me pongo más nerviosa, tiene que estar a punto de pasar.
Tras una lista enorme de “No” para
de salir la gente, no hay nadie más. Comienzo a preocuparme y de pronto, él.
-¡Taylor!- digo con las lágrimas
de felicidad en los ojos.
Corremos el uno hacia el otro y
nos fundimos en un abrazo eterno, siento que estoy ni más, ni menos, donde
quiero estar.
-Te quiero, te quiero, te
quiero.-me dice.
-Te he echado mucho de menos mi
amor.
-Te amo.
Salimos de el aeropuerto,
abrazados, es un momento perfecto.
-Tengo una sorpresa para ti.
-¿A si?
-Pero tendrás que esperar hasta
las 8.
-¿Tanto? ¿Merecerá la pena no?
-Merecerá la pena.
Nos sonreímos, seguimos hasta su
casa y le dejo allí. Recuerdo el primer día que me llevó a su casa, fue muy
formal. Es una casa enorme y de color blanco, al igual que la mía, pero tiene
un jardín mucho mayor. Y sus padres siempre están en casa, Andrew; su padre, un
señor alto de pelo negro y con un bigote abundante, es el dueño de una empresa
y trabaja desde casa, una herencia familiar me dijo Taylor. Y su madre Sharon,
una señora rubia de pelo rizado muy amable, es ama de casa, antes trabajaba en
la empresa familiar, pero dejó de hacerlo para cuidar del hermano de Taylor.
Cuando entramos quedé asombrada,
sabría que sería enorme, pero no me imaginé que sería tan acogedora; supongo
que es por el calor de hogar y las flores (ambas cosas nunca vi en mi casa).
Recuerdo como si fuese ahora mismo el momento en que vi a su hermanito por
primera vez, creo que nunca me olvidaré de eso. Alex, un niño de 6 años muy
inocente, estaba jugando a los soldaditos en la sala de estar. No lo olvidaré porque
me miró igual que su hermano cuando se me acercó en el instituto, con esa
desnudez, lo sentí débil, pero con mucha fuerza. Aunque no he de negar que no
le faltan ni la curiosidad ni el sentido de la observación. Al momento descubrió
que era la novia de su hermano.
Arranco el coche, un mensaje.
-¿A las ocho paso a recogerte?
-Perfecto, ponte elegante.
Me duché de nuevo, me vestí y me
puse mi colgante con forma de corazón, el que tiene una imagen mía y de mi
abuela cuando era pequeña, poco antes de morir.
Me retoco un poco el peinado y me
echo colonia.
Suena el timbre.
Bajo rápido las escaleras y abro
la puerta. Está guapísimo, lleva un smoking negro, a él esas cosas le sientan
muy bien.
LO QUE TAYLOR PIENSA:
Me abre la puerta y al verla
siento un volcán en mi interior, está preciosa, es preciosa.
-Estás muy guapa.- me sonríe.
-Tú también, te sienta bien ese
smoking.
-¿Nos vamos?- le extiendo el brazo,
ella me agarra y caminamos hasta mi coche.
-No, hoy iremos en el mío.
-Está bien.
-Te pondré esto, le pongo una
venda en los ojos.
-¿Puedes ver?
-No.
-¿Me lo juras?
-Que me muera ahora si veo.
-Está bien.- me guía hacia el
coche, no hay problema, confió en ella.
LO QUE ALICE PIENSA:
-¿A dónde vamos?- me dice
impaciente.
-Tranquilo, pronto lo verás.
…
-Llegamos.- le mando un mensaje a
Jesi para que todos se callen y salgo del coche, le guío hacia la puerta.
-Cuidado con la escalera.- le digo
con cariño.
Abro la puerta de la entrada y
pasamos, me paro justo en la puerta del salón de la fiesta.
Le mando el mensaje a Jesi para
que abran las puertas en 4 segundos.
Le quito la venda y se abre la
puerta. Noto como se queda maravillado ante nuestros amigos, deduzco que le ha
gustado mi sorpresa.
Empieza la música, suena una lenta,
la nuestra “Nothing like us”.
Comenzamos a bailar, y nos sigue
el resto.
-Vaya esto es, no sé como decirlo,
¿especial?
-Como tú.- le sonrío.
-Te quiero Taylor Hunter.
-Te amo Alice Swart.
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