CAPITULO 8- El restaurante

Me despierto, las 10 menos 5, me sobresalto al ver la hora, me había quedado dormida,

-¡No puede ser!, grito, Está bien, no pasa nada, 5 minutos llegan ¿no?

Salto de la cama y en el aire me quito la ropa, abro el agua; está fría, me da igual, está apunto de llegar Taylor, me ducho corriendo y voy al armario patinando por el suelo, me visto. Bajo de un golpe las escaleras, casi me caigo, entro en la cocina, acerco una manzana en el aire, cojo el bolso. Observo que están las notas dentro, me miro al espejo, no me había peinado. Suena un coche, es Taylor, cojo el peine del armario de la entrada y me lo paso por el pelo. Salgo, mi falda vuela suavemente y el viento juega con mi cabello, estoy perfecta, lo sé.

-Hola mi amor.-como un trozo de manzana, le doy un beso y monto en el coche.

Está guapísimo, lleva una camisa a rayas y unos vaqueros, lleva gafas de sol, eso me recuerda que no he cogido las mías.

-Hola.-me sonríe. – ¿Te da el sol?-pregunta interesante.

-Un poco, pero no tenemos tiempo.-Le devuelvo la sonrisa.

-Abre la guantera.

La abro y me encuentro unas gafas de sol.

-¿Para mí?- pregunto sonriente, no dice nada, me las pone y arranca el coche. Enciendo la radio, suena “Nothing like us”, nuestra canción. ¿Su historia? Sonaba en la radio el día en que nos besamos por primera vez.

-Te quiero ¿lo sabes verdad?- me dice.

-Lo sé.-respondo.

El resto del camino en silencio, pero no ese silencio frío, sino un silencio cálido, sobraban las palabras, era un momento especial, pero no perfecto; supongo que para el sí, pero para mí no lo era. Llegamos al instituto.

-Señorita.- dice cortésmente abriéndome la puerta.

-Gracias, caballero.- Le digo igual de formal.

Nos damos un beso, pero un beso tierno, no cálido como los de Justin. Me cuesta admitirlo pero estos 7 meses le he echado mucho de menos. Vamos caminando hasta el despacho, allí me encuentro a nuestro tutor, el Señor Cooper, y a su lado la Señorita Bennet. Les sonrío a ambos pronunciando un “Buenos días” sincero, a medias. Ella no responde a la sonrisa pero si al saludo.

- Buenos días señorita Swart, bien cuénteme.-me invita a hablar.

- No nos engallemos señorita, sabemos perfectamente porque está aquí, no es necesario que nos engañe con falsas sonrisas.- dice ella fríamente, como siempre.

- Bien, voy al centro del asunto. Me encantaría saber, señorita Bennet, la razón de mi insuficiente en su asignatura, Biología- intenta cortarme, pero continuo- ya que si no me equivoco, y estoy segura de que no, mis notas han sido, cito: 8,8,9,8,9,8,9,9,8,9,9,8 y 9; ¿me engaño? Siendo sincera, ¿debo creer que le caigo mal?- “Perfecto Alice” me digo a mi misma, la he dejado anonadada.

-Sinceramente Señorita Swart, me sorprende su capacidad de la palabra, pero debe saber que no se le puede caer bien a todo el mundo.

-¿Entonces reconoce que me suspende por que le caigo mal?- pregunto con cara de “¿WTF?”.

-Ningún profesor ha suspendido nunca a ningún alumno por “caerle mal”, y no seré yo la primera.- dice como saliéndose con la suya.

- No quiero ofender pero, ¿su capacidad para joder a los alumnos es heredada o la ha adquirido con los años?- pregunto molesta.

- ¿Como se atreve?- comienza a irritarse.

-Em… Señorita Swart salga de mi despacho por favor.- dice el Señor Cooper.

Salgo y me encuentro a Taylor, nervioso.

-¿Qué ha pasado?- pregunta impaciente.

- Aún no lo sé, pero he tenido unas palabras bastante groseras, aunque ingeniosas, con esa señora.-respondo asombrada de mi misma.

- Ay dios mío Alice, que en manos de esa “señora” como tú la llamas están: tu aprobado, tu beca, tu nota para medicina y tu paso a la universidad.- dice un poco alterado.

-No te sulfures Tay, intentaré hablar a solas con nuestro tutor y haber que pasa.- intento relajarle.

Se abre la puerta del despacho y sale ella.

-Puede pasar Señorita Swart.-dice él. Entro y cierro la puerta detrás de mí, sin mirar la cara de Taylor, que seguramente estará inquieto.

-Profesor, realmente-me siento- realmente necesito ese aprobado, si no, no tendré beca, ni nota, ni universidad, ¿lo entiende?- le ruego.

-No se arrastre, no es necesario, he revisado sus exámenes con la Señorita Bennet y he podido observar que las notas que usted nos dio corresponden con las que adquirió en cada examen, respectivamente.-sus palabras me tranquilizan.

-Entonces, ¿Cuál es mi nota?-pregunto nerviosa.

- Ahora mismo vendrá el director para comunicársela personalmente.

Se abre la puerta, el director, el profesor se levanta y le ofrece la mano al director, este lo saluda y se dirige a mí.

-Muy bien, Señorita Swart, he revisado sus notas, anteriormente corregidas, y le comunico que es un orgullo que perteneciese a este instituto, son unas notas excepcionales. Tiene un 9 en biología. ¿Qué quiere estudiar?

-Medicina señor.

-Excelente elección, mucha suerte y disfrute del verano. Buenas tardes.

No puedo evitarlo, las lágrimas caen por mi cara, le doy las gracias al profesor y salgo corriendo, Taylor me ve y se levanta, me abrazo en el aire a él.

-Un 9, un 9!- digo con las lágrimas por la cara.

-Me alegro amor.- me besa- ¿te apetece que vayamos a comer? Y nos despedimos por todo lo alto.

-Vamos.

Salgo con una sonrisa que no me lo creo, monto en el coche y vamos rumbo a…

-¿A dónde vamos?- pregunto curiosa mientras me pongo el cinturón de su precioso descapotable, entonces se me para el tiempo y pienso, ¿Cómo sería este momento con Justin?

-Vamos al nuevo restaurante de mi padre, y mío, te encantará. Tengo una gran sorpresa.- dice con  intriga.

- Ya lo veremos.- respondo pícaramente.

Llegamos a un enorme local y observo el gran letrero, me quedo enormemente sorprendida al leerlo.

-¿Ta…Ta...Taylor que…es eso?

-Nuestro restaurante, “The Eternal Nine”.

-Entiendo la fecha, es la nuestra y eso, pero, nunca pensé que le pondrías ese nombre. No sé, me esperaba un simple plato a mi nombre o así.

-Y lo hay, te dije que era un restaurante especial.

-Y tanto.-nos reímos.

Entramos y nos sentamos en una mesa en el centro.

-La carta por favor.- pide amablemente al camarero, luego me sonríe.-Gracias, ¿que quieres tomar Alice?

-Un… ¿Alice?-respondo tímidamente, me siento fuera de lugar; y pienso, con Justin iríamos a un Burguer y luego al parque, sería suficiente…

-Muy bien, tomaremos eso, y para beber dos coca-colas con hielo.- El camarero se va y Taylor me mira.

-¿Qué te pasa?

-Esto es demasiado Taylor, es mucho para mi, no, no me merezco esto. ¿Lo entiendes verdad?

-La verdad es que no lo entiendo Alice, monto todo esto para ti y no es suficiente, ya no sé que hacer para complacerte.

- No lo entiendes, voy al baño.-me levanto y cojo el bolso, las lágrimas se me amontonan en los ojos. Porque, ¿cómo explicarle a mi novio, con el que llevo casi 8 meses, que sigo enamorada de Justin y que simplemente sería necesario él?

Llego al baño y me meto en la primera cabinita abierta. Me siento y lloro, lloro sin motivos, o con ellos, no lo sé, pero ya nada tiene explicación, no existe.

-¿Muñequita? ¿Eres tú?-¿quién podría ser?...

-¿Qué haces tú aquí?- digo con voz llorona.

-Alice dime que es lo que te pasa.- ahora suena dulce, como antes, como cuándo me quería, como aquel primer día.

-Enserio, vete, no necesito que nadie me consuele y menos tú.- ¿Por qué soy borde si lo único que deseo es que esta puerta desaparezca para poder abrazarle con todas mis fuerzas?

-Ábreme ya, antes o después lo harás, lo sabes.- mucho no podría durar, ya es como antes.

-Está bien.- le abro.

- ¿Qué haces aquí tan solita? Y llorando, por lo que sé as aprobado, y con nota.

-¿Cómo sabes tú eso?-si no estuviese llorando me sobre saltaría, pero no puedo, así que solo pregunto.

-Fuentes, ya sabes.

Se acerca para abrazarme pero me alejo.

-Tengo novio Justin, y le quiero, si llegase y nos viese abrazados, ¿qué crees que pensaría?

-Que somos amigos?- dice dudando.

-Ya basta.-me levanto, me lavo la cara, me coloco bien el pelo y agarro la manilla de la puerta para abrirla, pero el me agarra del brazo.

-Suéltame Justin.- le ordeno.

-¿Y si no quiero?

-Me da igual.- consigo abrir la puerta y salgo, llego a la mesa y me siento.

-Ya estoy.- sonrío.

-¿Bien?

-Bien.

-Empecemos entonces.