Suena el despertador.
Para Alice ha sido muy difícil dormirse esa noche. No ha parado de pensar en su
última conversación con Justin. ¿Debería?...No, no puede hacerlo. ¿O quizás si?
-La tarde anterior-
-Ei, ¡Ali! ¡Espérame!-dice
Justin mientras respira forzosamente.
-Ah, Justin. Lo siento,
no te había oído.- dice mientras se quita los cascos que llevaba.
-Alice, ¿te apetece ir a
cenar conmigo mañana por la noche?
-Mmmm…No sé si podré, la
verdad.
-Vaya… ¿Podemos ir a
hablar a otro sitio? Ya he acabado las clases y tengo tiempo.
-Está bien. Vayamos a la
cafetería del campus. Me gustan mucho los batidos de fresa que hacen.-Sonríe.
Van caminando y hablando
de cosas sin importancia hasta llegar a la cafetería. Se sientan en una mesa un
poco apartada que da hacia una ventana.
-¿Tú que vas a pedir? Te
invito yo.-dice Alice mientras se levanta.
-No, de eso nada. Aquí el
que paga soy yo, por algo te he invitado. Ya pido yo.
-Está bien, pero estaré
en deuda contigo.
-Si quieres saldar esa
deuda solo tienes que ir a cenar conmigo.
-Justin…
-Está bien, está bien. No
insisto.-dice levantándose- Pero por favor piénsatelo.
-Lo haré. Y ahora ve a
pedir esos batidos.-sonrisas.
Unos minutos más tarde
llega Justin con un batido de fresa y otro de chocolate.
-Pues aquí tienes.-dice
sentándose- Y bien, hablemos de nuestra cita.
-Justin, no tenemos
ninguna cita. No he aceptado, y aunque lo hiciese solo sería una reunión de
amigos. -Primer sorbo.
-Es que no entiendo
porque no quieres cenar conmigo, ya ha pasado mucho tiempo desde lo de Taylor.
Además ya lo has dicho tú, solo sería una reunión de amigos.
-Entiendo que no me
entiendas-risas- pero es muy sencillo. La herida aún está abierta y mi corazón
sigue dañado. No es tan fácil olvidarse de alguien al que quieres tanto.-otro
sorbo.
-Lo sé. Conozco esa
sensación, es lo que yo siento cuando estoy contigo.
-No creo que sea la misma
sensación. Yo estoy aquí, puedes verme, tocarme.
-Se nota mucho que para ti
aún está presente, hablas de él en presente. Una vez leí en un libro que el
primer síntoma para saber que has superado una muerte o una ruptura es que
hables de ello en pasado. Y tú aún lo haces en presente.- El vaso de batido
sabor chocolate pierde un poco de su contenido.
-Es que es difícil
olvidar a alguien cuando aún lo sientes. Y yo aún lo siento. Cuando estoy sola,
antes de dormirme, cuando estoy triste…
-Lo entiendo-y extiende
su mano buscando la de Alice-enserio.
-Pero bueno-separa rápidamente
su mano- cambiemos de tema. No me sienta bien hablar sobre esto.
-Muy bien. ¿Qué tal te ha
ido el examen del Miércoles?-un sorbo.
-Pues creo que bien, me
parece que lo hice bien.
-Seguro que lo has
bordado.-Sonrisas.
Y así entre tema y tema
van pasando las horas. Hasta que Alice cree que es demasiado tarde.
-Vaya, se ha hecho muy
tarde, debemos irnos.
-Está bien, voy a pagar.
Espérame en la puerta, vuelvo en seguida.
Alice recoge sus cosas y
camina hacia la puerta. Entonces, cuando abre la puerta, no se lo puede creer.
¿Es posible? ¿Podría ser que…? No. Es imposible. No está, se ha ido. Pero la
verdad es que se parece mucho a él. Y esa camiseta se parece mucho a una que él
tenía. Entonces no puede más, no lo soporta y empieza a correr.
-¡Taylor! ¡Tayloooor! Espérame
por favor. ¡Taylor!- Lo
toca, pero ya no está. No es él, es
un chico completamente diferente. Ni siquiera se parece, no es su color de
pelo. No son sus ojos. Y desde luego jamás había visto esa camiseta.
-Lo…lo siento, creía que…Discúlpame.-Y
echa a correr hacia el muro del parque. Lentamente se tumba, llorando.
Justin termina de pagar,
se da la vuelta pero no la ve. ¿A dónde habrá ido? ¿Se habrá largado sin
despedirse? Sale y entonces la ve. Sentada, derrotada, llorando. ¿Qué habrá
pasado? Entonces echa a correr hacia ella. Le da pena, mucha pena. Y pensar que
esa chica de melena larga, ondulada y castaño clarito pudo haber sido suya. De
hecho lo fue.
-Ali, ¿Qué ha pasado? ¿Por
qué lloras?-Pero ella no dice nada.
-Sollozos-
-Ei, mi niña-le levanta
la barbilla con la mano-mírame. ¿Por qué lloras?
-Es que no sé, por un momento
creí que era él, que estaba ahí. Era su pelo, su cara, su ropa. Era él.
-¿Quién él? ¿Taylor?
-Asiente-
-Pero tú sabes que eso no
puede ser, sabes que es imposible. No llores más por favor.
-Está bien-se levanta- llévame
a casa por favor.
Y así, juntos, ella
llorando y él apoyándola se van. Ella destrozada y él con la esperanza de que
algún día pueda pasar algo entre ellos. Porque cree que la llama aún sigue
viva. Pero antes de reavivar su fuego debe barrer las cenizas que aún quedan. Esas
que no la hacen libre del todo.
-A la mañana siguiente-
¿Que es lo que siente?
Podría intentarlo. ¿Sería posible que el final estuviese tan cerca?
Y es que aunque Alice no
lo sepa ese final está más cerca de lo que cree, muy al alcance de su mano. Y sólo
debe hacer una cosa para llegar a él…Sólo una cosa, fácil. Tan fácil como…
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